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'Stella Maris': La parábola del buen samaritano, central en el apostolado del mar

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Entrevista a exmarinero y diácono español que trabaja con tripulación de mercantes.

ROMA, jueves 22 de noviembre de 2012 (ZENIT.org).- Acabada la tercera jornada de trabajo del XXIII Congreso Mundial del Apostolado del Mar, que se realiza en el Aula del Sínodo, el exmarinero español Ricardo Rodríguez Martos, actualmente diácono y delegado diocesano del Apostolado del Mar en Barcelona, afirma: “La parábola que inspira el apostolado del mar es la del buen samaritano". Informa sobre el servicio que la pastoral del mar, Stella Maris, presta a las gentes del mar cualquiera sea su procedencia y religión.

Ricardo Rodríguez Martos ilustró a ZENIT sobre algunos particulares en esta misión que quiere estar al paso con la nueva evangelización.

“La parábola que inspira el apostolado del mar es la del buen samariatano --indica- que no pregunta a la persona herida, de dónde vienes, qué piensas o en qué crees, sino que te ayuda porque eres un ser humano. Tenemos que evitar la rutina, redescubrir que estamos transmitiendo el mensaje cristiano y ser también evangelizados por los testimonios de vida que recibimos de los marinos”·

Y precisó: “Aquí estamos tratando también temas legales porque la legislación que protege a los marinos es un instrumento importante para llevar ese mensaje de buena nueva. Tenemos el tema de los barcos de crucero, de la pesca, y otros sectores. Abordamos las problemáticas que podemos debatir, para tener la visión de los expertos sobre un tema concreto. Además es fundamental la relación entre nosotros”.

¿En qué tipos de barcos trabajan, cómo son los tripulantes?

--Rodríguez Martos: Básicamente trabajamos con el sector mercante si bien recibimos barcos de todo tipo. Simplificando un poco podemos distinguir dos tipologías de barcos, los de carga y el crucero.

En los mercantes son tripulaciones de entre 12 y 25 personas, multinacionales, mayoritariamente de los países llamados del tercer mundo: filipinos, paquistaníes, de India, y del Este, especialmente Rusia y Ucrania.

¿Cuál es el problema fundamental de estos trabajadores?

--Rodríguez Martos: Sigue siendo el de la comunicación, el contacto con los puertos y poder desconectar del barco, porque los barcos están poco tiempo atracados, no hacen noche. Aumentan además las distancias entre los lugares de atraque y las ciudades. Por ello nosotros ofrecemos un servicio gratuito de transporte, que los recoge y los trae a nuestro centro, que está muy cerca de la ciudad.

¿Qué necesitan ellos básicamente?

--Rodríguez Martos: La comunicación con la familia, sea por sky, internet o teléfono. Además hoy existen tarjetas Sim para los móviles, especiales para los marinos, que pueden usarse en cualquier parte de las costas del mundo. Para ellos es una herramienta muy importante.

¿Por qué es tan importante este contacto con las familias?

--Rodríguez Martos: Un marinero español se pasa dos semanas o un mes fuera de casa. Estos no, llegan desde Indonesia en un avión, se embarcan en un puerto europeo y pasan ocho meses entre los puertos de América a los de Europa. Si bien un marinero se acostumbra a estar solo, necesita sentir que sigue formando parte de una familia y de una sociedad, mismo que esté lejos de ella. Antes eran las cartas y ahora es internet. Y es muy bonito cuando ves a los marineros, muchos con su propio portátil hablar con sus mujeres o niños.

¿Qué significa Stella Maris para un marinero?

--Rodríguez Martos: Para el marino Stella Maris representa un punto de referencia al margen de cualquier sociedad. Nuestro lema a nivel mundial es “tu hogar lejos de tu hogar”. Y pretendemos ser esto para cualquier marinero, sea judío, cristiano o musulmán.

¿Cuál es la necesidad espiritual de un tripulante?

--Rodríguez Martos: Tenemos muy en cuenta la necesidad espiritual del marinero, delante del marinero cristiano y en general, aunque no subimos a un barco con una biblia en la mano, porque parecería que… si bien cuando un marinero se interesa le ofrecemos una. Saben que Stella Maris es de la Iglesia católica, los filipinos, si están varios días, nos piden una misa a bordo y, si hubo algún accidente, nos solicitan una bendición para el barco. Para la cuaresma, pascua y adviento distribuimos materiales sencillos pero con contenido de catequesis, adaptados a su realidad.

¿Y los sacramentos?

--Rodríguez Martos: Participar a la eucaristía normalmente no pueden, si bien cuando llega al puerto si hay un Stella Maris, tienen la posibilidad.

¿Y con los de otras religiones?

--Rodríguez Martos: Por nuestra dimensión hemos de acoger a todo marinero. Si vemos un barco con tripulación mayoritariamente ortodoxa, o de otra religión, les preguntamos si necesitan a alguien ortodoxo, anglicano, etc.

¿Una relación interreligiosa? --Rodríguez Martos: Sí, tenemos en cuenta a las otras religiones y todos los años realizamos una jornada interreligiosa de Stella Maris con budistas, musulmanes y judíos, y gracias a esa relación, en alguna ocasión por ejemplo, cuando un barco musulmán estaba el viernes en el puerto, les hemos preguntado si querían que le lleváramos a la mezquita. Ellos saben que somos católicos y allí está nuestro testimonio, pero si un musulmán, para sentirse espiritualmente bien, quiere ir a la mezquita --y no confunde las cosas- le ayudamos, pues saben que lo hacemos con espíritu de solidaridad.

¿Y con los barcos de crucero?

--Rodríguez Martos: Los barcos de crucero tienen un problema añadido, porque puede haber ochocientos o mil tripulantes, además de los pasajeros. Sólo los de la línea Costa tienen capellán; los otros solamente para circunstancias especiales dan el permiso de subir a bordo. Esos tripulantes tienen jornadas superiores a las doce horas diarias, en un régimen casi militar, hacinados en camarotes de cuatro, cinco o seis, y esto hace difícil la vida a bordo, y son los que normalmente te plantean problemas de tipo laboral, si los tratan mal, situaciones complicadas. En Barcelona tenemos una oficina extra para ellos. Eso es lo que hacemos.

¿Stella Maris también realiza esto en otros puertos?

--Rodríguez Martos: Según las estructuras de cada puerto y de lo que se disponga, pero la filosofía es la misma.

La vocación del laico, un don, un compromiso, una misión

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Formosa (AICA): En el marco del Año de la Fe, el obispo de Formosa, monseñor José Conejero Gallego, invitó a reflexionar sobre la vocación del laico, cuyo día se celebra el sábado 24 de noviembre.

El prelado recordó que “el término laico del griego ‘alguien del pueblo’ aparece primeramente en un contexto cristiano. Pero como es de saber, para el hombre de hoy, en un tiempo en el que se imponen culturas difieres a nuestra fe, se hace muy difícil vivir la vocación cristiana de amar a Dios en el mundo. No existe conciencia de la vocación laica; no se le ve como prolongación de la vida encarnada de Jesús”.

Sin embargo, aseguró que “los signos de los tiempos muestran que el presente milenio será el del protagonismo de los laicos, en las que el seguimiento de Jesús y a la misión evangelizadora, entregada a testimoniar y anunciar su Reino de santidad, verdad, gracia, justicia, paz, amor, en este momento de la historia”.

“Un laico comprometido, se entiende que está comprometido con Jesús, por lo tanto lo sigue, está a su lado, unido a Él, y, como Jesús, trata de hacer la voluntad del Padre en el servicio de los hermanos”, precisó.

“Ser laico es un llamado que debe discernirse y desde lo más profundo de nuestro ser, por cuanto se trata de un llamado, que debe discernirse desde lo más profundo de nuestro ser. Es bueno que nos planteemos una elección seria y consciente de esta vocación, porque esta reflexión nos hará caer en la cuenta de que la vocación laical no es otra cosa que un don, como un compromiso y una misión”, agregó.

Por último, monseñor Conejero Gallego sostuvo que “los laicos no están llamados a alejarse del mundo, todo lo contrario están llamados a estar en el mundo, a significarnos en el mundo con todas las miserias y pobrezas que este mundo tiene. Si Dios quiere que sea laico -y le digo s- entonces empezaré el asumir todas las responsabilidades que la tarea requiere”.+

Venga tu Reino Señor ¡Viva Cristo Rey!

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Ante ti, Señor una vez más.

Ante ti, que siempre estás en el Sagrario para escucharme, para infundir calor a mi corazón muchas veces indiferente y frío. Más frío que estas tardes del ya cercano invierno. Pero hoy quiero que hablemos, no del cercano invierno, sino del cercano día en que vamos a festejar Tu día, Señor, el DÍA DE CRISTO REY.

El Padre Eterno, como tú nos enseñaste a llamarle a Dios, es el Rey del Universo porque todo lo hizo de la nada. Es el Creador de todo lo visible y de lo invisible, pero... ¿cómo podía este Dios decírselo a sus criaturas? ¿cómo podría hacer que esto fuese entendido?... pues simplemente mandando un emisario.

No fue un ángel, no fue un profeta, fuiste tú, su propio Hijo, tu, Jesús.

Como nos dice San Pablo: - "Fue la propia imagen de Dios, mediador entre Este y los hombres y la razón y meta de toda la Creación. Él existe antes que todas las cosas y todas tienen su consistencia en Él. Es también la cabeza del cuerpo, que es la Iglesia Católica. Es el principio, el primogénito, para que sea el primero en todo". Así se expresa San Pablo de ti, Jesús mío y en esa creencia maravillosa vivimos.

Cuando fuiste interpelado por Pilato diste tu respuesta clara y vertical: "Mi reino no es de este mundo. Si mi reino fuera de este mundo mi gente habría combatido para que no fuese entregado a los judíos... PERO MI REINO NO ES DE AQUÍ". Entonces Pilato te dijo: "Luego... ¿tú eres rey?. Y respondiste: - "Tú lo dices que soy rey. Para esto he nacido yo y para esto he venido al mundo, para dar testimonio de la verdad. Todo el que es de la Verdad, escucha mi voz. (Juan 18,36-37).

Jesús... tú hablabas de un Reino donde no hay oro ni espadas, donde no hay ambiciones de riquezas y poder. Tu Reino es un reino de amor y de paz.

Un Reino que los hombres no entendieron y seguimos sin entender porque lo que tú viniste a enseñar no está en el exterior sino en lo más profundo de nuestro corazón.

Pertenecer a este Reino nos hace libres de la esclavitud del pecado y de las pasiones.

Pertenecer a este Reino nos hace súbditos de un Rey que no usa la ley del poder y del mando sino del amor y la misericordia.

Diariamente pedimos "venga a nosotros tu Reino".... y sabemos que en los hombres y mujeres de bien, ya está este Reino, pues el "Reino de Dios ya está con nosotros" (Lc.17, 20-21).

El domingo, la Iglesia celebra a "CRISTO REY". A ti, Jesús, que pasaste por la Tierra para decirnos que "REINAR ES PODER SERVIR Y NO SERVIRSE DEL PODER".

Que viniste para ayudar al hombre y bajar hasta él, morir con él y por él, mostrándonos el camino hacia Dios.

¡VENGA TU REINO, SEÑOR! ¡Viva Cristo Rey !

(fuente: es.catholic.net)

¡Bendito el que viene en nombre del Señor! ¡Bendito el reino que llega, el reino de nuestro padre David!

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Lectura del Santo Evangelio según San Juan (Jn 18, 33-37)
Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, preguntó Pilato a Jesús:” ¿Eres tú el rey de los judíos?” Jesús le contestó:” ¿Eso lo preguntas por tu cuenta o te lo han dicho otros?” Pilato le respondió: “¿Acaso soy yo judío?”. Tu pueblo y los sumos sacerdotes te han entregado a mí. ¿Qué es lo que has hecho?” Jesús le contesto:” Mi Reino no es de este mundo. Si mi reino fuera de este mundo, mis servidores habrían luchado para que no cayera yo en manos de los judíos. Pero mi Reino no es de aquí”. Pilato le dijo:” ¿Conque tú eres rey? ” Jesús le contestó:” Tú lo has dicho. Soy rey. Yo nací y vine al mundo para ser testigo de la verdad. Todo el que es de la verdad escucha mi voz”.

Palabra del Señor.
Gloria a ti Señor Jesús.

1. INVOCA

Nos preparamos para entrar a la escucha de la Palabra que el Señor nos quiere trasmitir. Hacemos el silencio exterior e interior. Procuramos concentrarnos en lo que vamos a realizar en estos momentos importantes del día.

Orar es: estar convencido de que una sola cosa es necesaria (Lc 10, 41-42). Orar es: aprender a vivir desde una sola cosa es necesaria y para esa cosa tan necesaria. Orar es: aprender a experimentar que quien posee tal cosa necesaria es dueño de sí mismo y está en posesión de la llave, que le permite entrar en la profundidad del Amor. Invocamos al Espíritu. Él nos hace entrar en la intimidad de la Trinidad: Veni, Sancte Spiritus:

Ven, Espíritu Santo, te abro la puerta, entra en la celda pequeña de mi propio corazón, llena de luz y de fuego mis entrañas, como un rayo láser opérame de cataratas, quema la escoria de mis ojos que no me deja ver tu luz.

Ven. Jesús prometió que no nos dejaría huérfanos. No me dejes solo en esta aventura, por este sendero. Quiero que tú seas mi guía y mi aliento, mi fuego y mi viento, mi fuerza y mi luz. Te necesito en mi noche como una gran tea luminosa y ardiente que me ayude a escudriñar las Escrituras.

Tú que eres viento, sopla el rescoldo y enciende el fuego. Que arda la lumbre sin llamas ni calor. Tengo la vida acostumbrada y aburrida. Tengo las respuestas rutinarias, mecánicas, aprendidas. Tú que eres viento, enciende la llama que engendra la luz. Tú que eres viento, empuja mi barquilla en esta aventura apasionante de leer tu Palabra, de encontrar a Dios en la Palabra, de encontrarme a mí mismo en la lectura.

Oxigena mi sangre al ritmo de la Palabra para que no me muera de aburrimiento. Sopla fuerte, limpia el polvo, llévate lejos todas las hojas secas y todas las flores marchitas de mi propio corazón.

Ven, Espíritu Santo, acompáñame en esta aventura y que se renueve la cara de mi vida ante el espejo de tu Palabra. Agua, fuego, viento, luz. Ven, Espíritu Santo. Amén. (A. Somoza)

2. LEE LA PALABRA DE DIOS Jn 18, 33-37 (Qué dice la Palabra de Dios)

- Contexto litúrgico: Celebramos hoy, último domingo del año litúrgico, la solemnidad de Nuestro Señor Jesucristo, Rey del universo. El próximo domingo iniciaremos el Tiempo de Adviento.

- Contexto bíblico: A lo largo de los Evangelios aparece claramente que el mensaje central de Jesús es el Reino de Dios. Alrededor de 120 veces escriben los evangelistas la expresión Reino de Dios (Marcos y Lucas) o Reino de los cielos (Mateo). Y alrededor de 70 veces tal expresión la ponen en boca de Jesús. Esto nos hace pensar sobre la importancia que Jesús da a establecer el Reinado de Dios entre los hombres. En el texto de hoy vemos a Jesús ante Pilato expresar claramente su misión: Soy Rey.

1. ¿Eres tú el rey de los judíos? (v. 33)

Jesús responde a la pregunta de Pilato con otra pregunta que inquieta al procurador romano: ¿Dices eso por ti mismo o te lo han dicho otros de mí? (v. 34). La respuesta de Pilato, dada con arrogancia, no intimida a Jesús que le responde claramente: Soy rey (v. 37).

Jesús afirma ante la autoridad romana (representante del imperio y del mundo pagano) su misión de ser Mesías y Rey. Para los judíos el Mesías era también el Rey que esperaban, a fin de liberarse del dominio político de los romanos y establecer el propio reino de Israel. Así lo entendieron y anhelaron incluso sus mismos discípulos. Pero, una vez más, Jesús tratará de explicar el sentido en que Él entiende su misión.

La realeza de Jesús se identifica con su servicio desinteresado y gratuito a favor de los más débiles y de los más desprotegidos. Porque cura a los enfermos, perdona a los pecadores, practica el servicio, da testimonio de la verdad, desenmascara a los doctores de la ley y fariseos e identifica el amor a Dios con el amor al prójimo.

2. Mi reino no es de este mundo (v. 36)

Esta frase se ha interpretado de modo espiritualista a lo largo de la historia de la Iglesia. Como si los cristianos tuvieran que estar al margen de los problemas de la sociedad y dedicarse solamente a las cosas espirituales, como rezar y ocuparse exclusivamente en las cosas internas de la Iglesia.

Jesús no proclama un Evangelio de evasión de la realidad de este mundo, sino que predica y realiza una nueva situación de: respeto, justicia, igualdad, servicio y amor. Por defender a los marginados Jesús fue sentenciado a muerte. Por esclarecer la verdad sobre Dios como "Padre" y sobre los hombres como "hermanos" sufrió el martirio de la cruz.

Jesús quiere decir que su actuación no es "al estilo de este mundo". Es decir, con dominio, superioridad y poder y marcando la distancia entre unos y otros. Jesús se ha presentado entre nosotros "como el que sirve". Él, siendo Maestro (en su condición humana) y Señor (en su condición divina), se pone a lavar los pies de los discípulos (Jn 13, 13-14). Les he dado ejemplo, para que hagan lo mismo que yo he hecho con ustedes (Jn 13, 15).

La Iglesia, la comunidad cristiana, ha de ser la "servidora" de la sociedad. Debe estar atenta a tomar distancia de los poderes influyentes (partidos políticos) y a no caer en la falsa ilusión de fortalecer el Reino con diplomacias, poderes y dinero...

3. Yo he venido para ser testigo de la verdad (v. 37)

La vocación de Jesús como Mesías es trasmitir la verdad del Padre. Él es el Testigo fiel (Ap 1, 5 y 3, 14), que nos manifiesta el plan de Dios: Ámense unos a otros como yo los he amado (Jn 13, 34), porque Dios es amor (1 Jn 4, 8 y 16).

El cristiano ha de ser el misionero del Amor de Dios, para aquellos que creen y también para aquellos que quieren construir la sociedad a base de injusticia, desigualdad y corrupción.

Jesús manifiesta su condición de Rey en circunstancias dramáticas e increíbles. Él había huido de la multitud que quería proclamarlo Rey (Jn 6, 15). Ahora, ante Pilato representante del imperio romano, Jesús, como víctima y condenado a muerte, se proclama Rey. El Reino de Dios no se basa en el poderío humano y social.

3. MEDITA (Qué me/nos dice la Palabra de Dios)

Jesús se entrega a la condena y a la muerte para enseñarnos que la verdad está en el amor, en el perdón, en la comprensión, en el servicio y en la solidaridad.

Éste es el Reinado de Jesús. Y este estilo y modos hemos de aprender sus seguidores. Jesús es un Rey crucificado. Y su poder está en la entrega de sí mismo para la salvación de todos. Así nos enseña la inversión de valores, en contra de lo que la sociedad nos pregona y nos enseña.

Es necesario entrar en este estilo de Jesús, aunque lo veamos difícil. Pero, es el único camino de colaborar con Él y de tener el gozo de realizar nuestra vocación de servicio por amor.

4. ORA (Qué le respondo al Señor)

Jesús, Tú te proclamas Rey cuando todos te acusan y quieren enviarte a la muerte. Tú huiste de la multitud cuando querían proclamarte Rey, porque les habías saciado el hambre con el pan multiplicado milagrosamente. Así nos enseñas claramente que "servir es reinar", y que amando es como entendemos tu Evangelio y sirviendo es como nos identificamos contigo y con tu misión. Señor, que entendamos este modo tuyo de actuar, aunque nos cueste.

5. CONTEMPLA

A Jesús, ante Pilato, proclamando que es Rey al servicio de la verdad y del amor. A ti mismo, a veces tan engreído y buscando admiración y aplauso. A ti mismo, para que hagas el plan de tu vida de servicio y de amor.

6. ACTÚA

Trataré de entender mi vida como acto de servicio por amor. Repetiré: Hazme, Señor, instrumento de tu paz. Donde haya ofensa, ponga yo perdón...

(fuente: es.catholic.net)

Ateísmo práctico y testimonio de fe

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¿No puede el hombre ser feliz al margen de Dios? ¿No se puede ser honrado, colaborar en el bien común, sacar adelante una familia, servir a los demás, sin tener fe? ¿Es que acaso no se puede respetar la dignidad humana y la libertad, sin contar con Dios?

Estas y otras preguntas se pueden responder meditando en las palabras de Benedicto XVI, durante su audiencia del 14 de noviembre.

Así lo ve el Papa: "En nuestros tiempos hay un fenómeno particularmente peligroso para la fe: hay una forma de ateísmo que se define como 'práctico', en el que no se niegan las verdades de la fe o los rituales religiosos, sino que simplemente se consideran irrelevantes para la existencia cotidiana, separados de la vida, inútiles". Consecuencia: "A menudo, por lo tanto, se cree en Dios de una manera superficial y se vive 'como si Dios no existiera' (etsi Deus non daretur)". Pero este ateísmo "práctico" no es menos dañino para el que lo vive, al contrario: "Al final, sin embargo, esta forma de vida es aún más destructiva, porque conduce a la indiferencia hacia la fe y hacia la cuestión de Dios".

Ante estas afirmaciones, cabría quizá preguntar: ¿Por qué el ateísmo es destructivo? ¿No puede el hombre ser feliz al margen de Dios? ¿No se puede ser honrado, colaborar en el bien común, sacar adelante una familia, servir a los demás, sin tener fe? ¿Qué tiene de malo rechazar la fe en la práctica? ¿Por qué la fe es necesaria?

He aquí una respuesta que procede de la experiencia: "En realidad, el hombre separado de Dios, se reduce a una sola dimensión, la horizontal; y justamente este reduccionismo es una de las causas fundamentales de los totalitarismos que han tenido consecuencias trágicas en el siglo pasado, así como de la crisis de valores que vemos en la realidad actual".

Pero –alguien podría insistir–, ¿qué tiene que ver la fe con los valores? ¿Es que acaso no se puede respetar la dignidad humana y la libertad, sin contar con Dios? Calma. Leamos despacio lo que ha ocurrido de hecho. No se trata solamente de una cuestión de "religión", sino también de razón, pues la razón puede mostrar que la apertura a Dios es, también en la práctica, condición para alcanzar la verdad y el bien. "Oscureciendo la referencia a Dios –argumenta Benedicto XVI–, también se ha oscurecido el horizonte ético, para dejar espacio al relativismo y a una concepción ambigua de la libertad, que en lugar de liberadora, termina por atar al hombre a los ídolos". Los Evangelios ya lo habían anunciado: "Las tentaciones que Jesús afrontó en el desierto antes de su vida pública, representan aquellos 'ídolos' que fascinan al hombre, cuando va más allá de sí mismo" (cf. J. Ratzinger, Jesús de Nazaret, vol. I, cap. II, pp. 49-71).

En efecto: si es cierto que Jesús es el Camino, la Verdad y la Vida (cf. Jn 14, 6), cuando esto se oscurece, se oscurece la verdad y se camina hacia el relativismo. Y si la verdad es condición para la libertad (Jn 8, 32), sin la verdad se camina hacia la esclavitud de ponerse uno mismo en lugar de Dios. Y no se trata de teorías. La experiencia histórica lo muestra: "Cuando Dios pierde su centralidad, el hombre pierde su justo lugar, no encuentra ya su lugar en la creación, en las relaciones con los demás". Por eso, "no se ha disminuido lo que la sabiduría antigua evoca como el mito de Prometeo: el hombre cree que puede llegar a ser él mismo 'dios', dueño de la vida y la muerte".

Y entonces, ¿qué se puede hacer ahora? En el centro de su discurso, el Papa propone tres "palabras", de la mano de San Agustín. Cada una de ellas es una vía que conduce a Dios.

Primero, la contemplación del mundo. "El mundo no es una masa informe, sino que cuanto más lo conocemos y más descubrimos sus maravillosos mecanismos, más vemos un diseño, vemos que hay una inteligencia creadora". Evoca el Papa las palabras de Albert Einstein cuando dijo que en las leyes de la naturaleza "se revela una razón tan superior, que todo pensamiento racional y las leyes humanas son una reflexión comparativamente muy insignificante" (El mundo como lo veo yo, Roma 2005).

En segundo lugar, el hombre. En nuestro mundo ruidoso y disperso corremos el riesgo de perder "la capacidad de pararnos y mirar en lo profundo de nosotros mismos, y de leer esta sed de infinito que llevamos dentro, que nos impulsa a ir más allá y nos refiere a Alguien que la pueda llenar" (cf. Catecismo de la Iglesia Católica, n. 33).

Y la tercera palabra, la fe, o más precisamente "la vida de la fe"; pues el que cree "está unido a Dios, está abierto a su gracia, a la fuerza del amor". Así –observa Benedicto XVI enlazando con la última parte de su argumentación– la existencia del que cree "se convierte en un testimonio no de sí mismo, sino de Cristo resucitado, y su fe no tiene miedo de mostrarse en la vida cotidiana, está abierta al diálogo que expresa profunda amistad para el camino de cada hombre, y sabe cómo abrir luces de esperanza a la necesidad de la redención, de la felicidad y de futuro".

Es así porque la fe implica participar de la vida de Cristo: el que cree participa de la luz que da el tener la "mente de Cristo", y participa del amor que proviene del Espíritu Santo (cf. 1 Co, 16).

La fe –sigue explicando el Papa de modo bien cercano– es un encuentro con Dios que habla y actúa en la historia y que convierte nuestra vida cotidiana, transformando nuestra mente, los juicios de valor, las decisiones y las acciones concretas. No es un espejismo ni un escape de la realidad. No es ni cómodo refugio ni sentimentalismo; sino que es "implicación de toda la vida y proclamación del Evangelio, Buena Nueva capaz de liberar a todo el hombre".

Por eso, concluye: "Un cristiano, una comunidad que sean operativos y fieles al designio de Dios que nos ha amado primero, son un camino privilegiado para aquellos que son indiferentes o dudan acerca de su existencia y de su acción". Pero, cuidado, esto requiere cierta condición: "Esto, sin embargo, pide a todos hacer más transparente su testimonio de fe, purificando su vida para que sea conforme a Cristo".

En definitiva: la experiencia histórica muestra que sin Dios (y a Dios, no lo olvidemos, se puede llegar con la razón), se oscurecen la verdad, el bien y la belleza. La fe, cuando es "auténticamente vivida" (es decir, en unión con el amor), es luz que indica el camino para la vida plena: el conocimiento de Dios y el encuentro con Dios.

escrito por Ramiro Pellitero 
(fuente: www.religionconfidencial.com)

27 de noviembre: Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa

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La primera aparición de la Medalla Milagrosa tuvo lugar el domingo 18 de Julio 1830, en París, justo en la capilla de la casa central de las Hijas de la Caridad, a una religiosa llamada Catalina Laboure. El padre Aladel, confesor de la vidente, fue quien insertó el relato en el proceso canónico siete años más tarde.

"A las cinco de la tarde, estando las Hijas de la Caridad haciendo oraciones, la Virgen Santísima se mostró a una hermana en un retablo de forma oval. La Reina de los cielos estaba de pie sobre el globo terráqueo, con vestido blanco y manto azul. Tenía en sus benditas manos unos como diamantes, de los cuales salían, en forma de hacecillos, rayos muy resplandecientes, que caían sobre la tierra... También vio en la parte superior del retablo escritas en caracteres de oro estas palabras: ¡Oh María sin pecado concebida!, rogad por nosotros que recurrimos a Vos. Las cuales palabras formaban un semicírculo que, pasando sobre la cabeza de la Virgen, terminaba a la altura de sus manos virginales. En esto volvióse el retablo, y en su reverso viose la letra M, sobre la cual había una cruz descansando sobre una barra, y debajo los corazones de Jesús y de María... Luego oyó estas palabras: Es preciso acuñar una medalla según este modelo; cuantos la llevaren puesta, teniendo aplicadas indulgencias, y devotamente rezaren esta súplica, alcanzarán especial protección de la madre de Dios. E inmediatamente desapareció la visión".

Esta visión se repitió algunas veces, durante la Misa y durante la oración, siempre en la rue du Bac, de París, cerca de la parada de "Metro" Sèvre-Babylone, detrás de los grandes almacenes "Au Bon Marché" donde está el edificio de las Hijas de la Caridad, en la capilla rectangular y sin estilo definido similar a las miles que existen en las casas religiosas.

¡Oh María sin pecado concebida!, rogad por nosotros que recurrimos a Vos.

(fuente: es.catholic.net)

Acerca de las HIJAS DE MARÍA SANTÍSIMA DEL HUERTO

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Las Hijas de María Santísima del Huerto, somos miembros de una Familia Religiosa fundada en la ciudad de Chiávari –Italia- el 12 de enero de 1829 por iniciativa del sacerdote Antonio María Gianelli, entonces Párroco de la Iglesia San Juan Bautista de Chiávari, en la Diócesis de Génova.

En América se nos conoce como “Hermanas del Huerto” y en Europa como “Gianellinas”.

Esta Familia Huertana- Gianellina, cumplió ya 181 años de amor y servicio de la mano de María del Huerto en cuatro continentes, Europa, América, Asia, África.

La idea inicial del Fundador fue buscar un grupo de jóvenes, que fueran más que madres de las niñas huérfanas de Chiávari; que las educaran para ser buenas ciudadanas y ejemplares cristinas, a través de la pedagogía del amor y lograr de esta manera la “educación integral de las pequeñas, necesitadas de cariño y comprensión”. Así nació nuestra Familia Religiosa

Al poco tiempo surgieron otras necesidades apostólicas como la educación de jóvenes y el cuidado a los enfermos a las que, Gianelli siempre respondió favorablemente.

En la actualidad el Instituto de las Hijas de María Santísima del Huer¬to, (aprobado definitivamente por el Papa Pio IX, el 10 de marzo de 1882) está consagrado a actividades apostólicas. Sus miembros, siguiendo a Cris¬to más de cerca, por la acción del Espíritu Santo se en-tregan totalmente a Dios, amado sobre todas las cosas, dedicándose a su gloria y participando en la obra salvífica de la Iglesia.

Las Hijas de María, como miembros de una Iglesia llamada a vivir en “permanente estado de misión” estamos llamadas a hacernos “todas a todos” con una caridad que no conozca otro límite que la imposibilidad o la inoportunidad, promoviendo la dignidad de la persona, acogiendo la diversidad en Caridad Evangélica Vigilante, que se expresa en un servicio a los hermanos, especialmente a los más necesitados y, con preferencia donde otras no pueden ir por falta de medios, atentas a las necesidades de los tiempos.

La acción apostólica del Instituto es universal por la amplitud y la variedad de las Obras: hospitales, escuelas, servicios de asistencia social, misiones, ect. Esta apertura exige: disponibilidad, capacidad de discernimiento, pre¬paración, actualización, responsabilidad personal y co¬munitaria, espíritu de adaptación para obrar el bien con los medios más comunes y sencillos privilegiando los lu-gares más pobres y menos deseados

La fuerza carismática del Instituto es iluminada por el lugar que ocupa María en la vida de sus Hijas. La Virgen es para cada Hija de María Madre y modelo de su consagración; en su “fiat” el impulso a una fidelidad siempre más perfecta en el don total que de sí mismo han hecho a Dios; en su “magnificat” el canto agradecido del pobre de espíritu que reconoce haber recibido todo del Señor.

Si desea conocer más sobre dónde están y que hacen las Hijas de María Santísima del Huerto en el mundo visite nuestro portal: www.gianelline.net


Espiritualidad

Nuestra espiritualidad, es el modo peculiar de vivir nuestro carisma, es decir nuestro modo de ser y actuar en la Iglesia y el mundo.

El Fundador y nuestras primeras Hermanas son para nosotras los auténticos modelos de la forma cómo debemos vivir la Caridad Evangélica Vigilante.

Expresada en:

• Pobreza
 • Comunidad de vida
• Disponibilidad total al sacrificio, en una atmósfera de piedad eucarística y mariana.

La pobreza es entendida como la identificación con Cristo pobre. Por ello las Hijas de María se abren a los bienes del espíritu, como es el anuncio del reino, la búsqueda de la voluntad de Dios en la oración, abandonándose a El con plena confianza.

La comunidad de vida y de servicio, exige para cada Hija de María, esfuerzo por identificarse con las primeras comunidades cristianas, donde se comparte la vida, los bienes, el carisma y la misión.

Disponibilidad total al sacrificio implica para la Hija de María, vivir en el espíritu de las bienaventuranzas evangélicas, en desprendimiento y disponibilidad para ir al encuentro del prójimo.

Esta espiritualidad es siempre actual, y nos permite vivir en plenitud nuestra consagración bautismal en una entrega más plena, reproduciendo en sí mismas los rasgos de la espiritualidad de nuestro Fundador, fe viva y operante.

La Virgen del Huerto

Fue pintada sobre el muro de un huerto en Chiávari (Italia) en 1493, se apareció en una admirable visión a Sebastián Descalzo el 2 de julio de 1610.

S. Antonio Gianelli, Obispo de Bobbio, se inspiró en su Santuario al fundar a las religiosas "Hijas de María Sma. Del Huerto". Éstas, con su presencia apostólica y misionera, han difundido su devoción en todas las regiones del mundo en las que se encuentran presentes: Italia, España, América del Sur y del Norte, Palestina, India, República Democrática del Congo.

San Antonio María Gianelli, fundador

San Antonio María Gianelli nace el 12 de abril de 1789 en Italia, en Cerreta, en la provincia de La Spezia. La suya era una familia de campesinos la cual lo forma a en una vida simple, esencial, austera, y lo ayuda a abrirse a los valores auténticos, a una vida genuina. Aprende a amar el trabajo que procura el pan, y también a compartirlo con quien pasa necesidad. Desde pequeño, en su familia aprende que todos estamos llamados a ser santos, que todos podemos llegar a serlo si lo queremos, y que el camino hacia la santidad se recorre en lo cotidiano. Este mismo estilo de vida exigirá más tarde a sus "Hijas espirituales".

Inicia sus estudios bajo la guía del Párroco (a 5 km. de su casa). Hasta los 18 años su vida transcurre entre el estudio, la oración, el catecismo, el trabajo y las obras de caridad. Con la ayuda de una rica señora de Génova, propietaria de los terrenos cultivados por sus padres, entra en el seminario de Génova. Fue ordenado Sacerdote en mayo de 1812.

Como Sacerdote y profesor de retórica, transcurre sus primeros años de sacerdocio trabajando intensamente y preocupándose especialmente por la buena formación de los jóvenes sacerdotes. En Chiávari, es el sacerdote para todos, atento a las necesidades de los últimos: sea de sus necesidades materiales como de aquellas espirituales. En estos años de servicio la caridad lo lleva a pensar en grande. La necesidad de proveer es fuerte, no puede permanecer mirando sin comprometerse concretamente. A todo y a todos quisiera dar una respuesta. Por esto busca colaboradores: allí donde él no llega pueden llegar otros y así, de esta urgencia interior, de este celo pastoral por su rebaño, hemos nacido nosotras, Hijas de Maria Santisima del Huerto; nombre que nos ha sido dado porque hemos sido fundadas a la sombra del Santuario de Chiávari.

Gianelli afirma que su único modelo es Jesús, Buen Pastor, y Él mismo lo ha sido como Sacerdote, Fundador y Obispo. Fue nombrado Obispo de Bobbio, el 6 de mayo de 1838, pero ni siquiera este difícil ministerio apaga en él el gran fuego misionero; aumenta en efecto, con celo incansable, su desempeño en las misiones populares. Consumado por las fatigas apostólicas, más que por la enfermedad, muere en Piacenza el 7 de junio de 1846, tan pobre que no tenía dinero ni siquiera para los gastos de la sepultura. En 1925 fue beatificado por Pío XI y el 21 de octubre de 1951, Pío XII al proclamarlo Santo afirma: "Un Obispo devorado por el celo pastoral". En el año 2000 fue proclamado Patrono de Val di Vara (Italia). En el año 2001 hemos celebrado los 50 años de su Canonización.

(fuentes: www.hermanasdelhuerto.org; www.gianelline.net)

Deberíamos hablar más de la eternidad

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Cosas de curas y monjas, de gente religiosa. Y no se equivocan. Aunque yo les diría que es para todos, que aquí nadie se guarda ninguna carta, y ningún billete. Cosas de la iglesia, también, que estos días no pide que leamos el Apocalipsis. Mis alumnos también hablan de este libro, y la gente pregunta de vez en cuando por ahí como queriendo indagar y saber más, o peor, creyendo que sabe mucho de algo de lo que sólo podemos hablar en imágenes. Y a mí me nace pensar que deberíamos hablar más a la gente de la eternidad. Y de que todos estamos llamados a ella.


A algunos les parecerá que esto es escapar del mundo en el que vivimos, perder realidad, comenzar a divagar de aquí para allá. Porque yo mismo he dicho que “saber, saber” no sabemos mucho ni podemos describir mucho. Pero su misma existencia supone un interrogante de un calibre descomunal. Yo les diría que dependiendo de cómo se lo tomen, y de cómo lo reciban, verán qué sucede. Aseguro que no deja indiferente. Lejos de ser una huída, puede situarnos y danos razones más que suficientes, no por miedo, sino movidos por el amor y por el deseo, para cambiar el mundo por entero. No pocas personas dan testimonio de ello. Lejos de ser algo que imaginemos, así sin más dibujando cosas en el aire, podríamos escuchar también, y atender al deseo que llevamos dentro. Algo parecido, por ejemplo, creo que hizo el gran Unamuno, y tuvo finalmente que reconocer en sí mismo el deseo de inmortalidad, el deseo de lo eterno. La pregunta es quién ha puesto semejante insatisfacción en el corazón del hombre, semejante grandeza.

Deberíamos pensar más en lo eterno porque al final se vuelve en un impulso en favor de la vida en el tiempo, que pasa y pasa sin que sepamos bien por qué. Deberíamos pensar más en lo eterno, y creo que nos ayudaría a considerar que aquí y ahora disponemos de un lugar que hemos de ocupar. Deberíamos pensar más en lo eterno, lo cual nos mostraría, no que no hay nada que no valga, sino el verdadero valor de todas las cosas de las que estamos rodeado. Y también dialogar sobre lo eterno, percibir este deseo en los otros, esta necesidad en los otros, este sublime canto en el corazón de todo hombre.

Insisto en que, quien ha pasado verdaderamente por ahí, por ese pensamiento, ve su vida después renovada y transfigurada. Algunos, por miedo a qué sé yo qué cosas que más bien ven en sí mismos, no quieren ni mirar a lo alto, ni mirar a lo grande, ni contar con esta otra vida que llamamos vida eterna. Aunque tarde o temprano, como súplica o como lamento, como anhelo o como suspiro. Lo eterno tiene que ver con lo poético, con lo más humano, con aquello que nunca terminará y que se vive igualmente sin origen. En lo eterno parece escucharse una perpetua canción de paz, una compañía constante de lo amado, el amado, del amor mismo, en perfecta comunión. En lo eterno, que es a lo que se refiere por lo que se ve todo el tiempo y toda vida que transcurre, se vive el orden más perfecto, y cada hombre y cada mujer alcanzará aquello que realmente y que anda buscando.

No será eternidad lo que busquemos escapando en el tiempo. Lo que ahora podemos vivir y experimentar serán aquellos momentos que desaríamos que no tuvieran fin, y durasen siempre. Lo que ahora contemplamos de lo eterno es la generosidad máxima de quien puede darlo todo porque no pierde nada, sin ataduras, en libertad absoluta, en confianza radical. Lo eterno sin duda alguna lo vislumbramos en el amor que roza lo perfecto y parece atraparlo frágilmente, en el compromiso total y único de el hombre consigo mismo, del hombre con el otro hombre, de la capacidad de dignificar al otro. Allí, ante tanta belleza, sentimos la presencia de lo eterno, que en una especie de leve susurro nos dice que lo que ahora veremos que termina pervivirá para siempre.

Aunque, de todos modos, la eternidad sin más, no tiene ningún aliciente. La cuestión es si alguien desea compartirla conmigo, si no estaré en ella solo. Porque una eternidad privado del encuentro con el otro me parece de lo más esclavizante que pueda existir. A mí me atrae lo eterno por la compañía, por la presencia, por el abandono de la injusticia y el establecimiento de lo más justo, por el amor que se recibe y que se puede entregar… Lo eterno requiere de Alguien con quien disfrutarlo. Si no, como siempre, dejaría de ser humano, dejaría de ser divino.

(fuente: mambre.wordpress.com)

Constancia de Dios

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No desistas, Señor,
sigue insistiendo en venir a nosotros,
en hacerte vecino del dolor y de la lágrima.

Ven más cada mañana,
nunca dejes de acercarte.

Sucede que la arcilla es así,
que está rajada de añoranza y de amor
y nuestro cántaro se nos queda sin sol, s
e cuela el agua hacia Ti.

Sigue empeñado,
a pesar de nosotros y la aurora,
viniendo a nuestra sed.

Llegará un día
en que todo estará
como Tú quieras.

escrito por Valentín Arteaga 
(fuente: www.rezandovoy.org)

Los obispos llamaron al diálogo y a la reconciliación de los argentinos

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Reflexiones de los obispos al acercarnos a la Navidad

Creemos en Jesucristo, Señor de la historia

Tengan un mismo amor, un mismo corazón, un mismo pensamiento… Que cada uno busque no solamente su propio interés, sino también el de los demás.(1)

El Año de la fe que hemos iniciado nos convoca a renovar nuestra fe en el Dios vivo y verdadero con una conciencia agradecida por el don recibido. Desde los orígenes de nuestra nacionalidad la fe cristiana fue transmitida en el ejercicio de la misión de la Iglesia, en el seno de las familias y por medio de sus proyecciones en la cultura de nuestro pueblo. Por eso, damos gracias por la fe de tantos argentinos que, a lo largo de nuestra historia, han sido testigos del Evangelio y ciudadanos ejemplares.

El centro de la fe cristiana es Jesucristo el Hijo de Dios hecho hombre, nuestro hermano y nuestro Redentor que nos ha revelado el amor del Padre y nos ha comunicado el Espíritu Santo, fuente de renovación y de unidad.

Al profesar con alegría y entusiasmo la fe expresamos nuestro deseo de difundirla y compartirla, de encarnarla en nuestra vida y en todas sus manifestaciones. Benedicto XVI al invitarnos a celebrar este tiempo de conversión, de reflexión sincera y de nueva adhesión al Señor nos ha recordado que la fe no puede quedar recluida en lo íntimo del corazón, sino que tiene una dimensión pública: requiere ser manifestada con coherencia en nuestras opciones temporales (2).


Jesucristo, Señor de la historia, te necesitamos

Invocamos a Jesucristo como Señor de la historia, y reconocemos que tenemos necesidad de Él, de su luz, de su perdón y de su gracia, para edificar la comunidad humana en la verdad, la justicia y el amor, según el plan de Dios. Varias veces, haciéndonos eco de una convicción ampliamente extendida, hemos afirmado que nos encontramos sumidos en una profunda crisis moral, que revela que la fe no impregna plenamente nuestro estilo de vida. Lo manifestamos en la oración que rezamos por la patria, al decir: Nos sentimos heridos y agobiados.

Esta dolorosa situación se refleja en todos los órdenes de la vida nacional. Podemos salir de ella mediante la conversión a Dios, el único Señor, abandonando el pecado y asumiendo el compromiso de cumplir sus mandamientos: “amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma, con todo tu espíritu y con todas tus fuerzas… Amarás a tu prójimo como a ti mismo” (3).

Este doble mandamiento del amor inspira el ejercicio de la justicia.


Queremos ser nación

Como señala Benedicto XVI, en este Año “será decisivo volver a recorrer la historia de nuestra fe, que contempla el misterio insondable del entrecruzarse de la santidad y el pecado”. (4)

Estas palabras del Santo Padre nos interpelan, especialmente cuando miramos la vida de nuestra patria. Así como hemos dado gracias por la fecundidad de la fe en Argentina, también nos sentimos movidos a un examen de conciencia, a la conversión y a una purificación del corazón.

La patria es un don de Dios confiado a nuestra libertad. Un regalo que debemos cuidar y perfeccionar (5). Es esperanzador constatar que, no obstante tantas dificultades, sigue vivo en el alma de nuestro pueblo el deseo de ser nación y de construir juntos un proyecto de país.

La fe nos alienta a revisar nuestra vida personal y social a la luz de Jesucristo. Él es la Verdad que nos hace libres. El encuentro con el Señor despierta en el corazón del hombre aquellas energías espirituales y morales que necesitamos para fortalecer nuestro compromiso ciudadano. Aspiramos a ser una nación cuya identidad sea la pasión por la verdad y el compromiso por el bien común.

Con todos los discípulos misioneros de Jesús en Argentina ya estamos transitando los caminos de la nueva evangelización. Como pastores renovamos nuestro compromiso con el anuncio del Evangelio. Es el principal servicio que podemos ofrecerle a la sociedad argentina.

Danos la valentía de la libertad de los hijos de Dios, para amar a todos sin excluir a nadie El Hijo de Dios, al encarnarse, tomó la condición de servidor (6). En este Año de la fe, Él nos invita a ser plenamente libres, haciéndonos como Él servidores los unos de los otros, superando tanto el egoísmo, como actitudes meramente partidistas.

Todos los habitantes de nuestra patria necesitan sentirse respaldados por una dirigencia que no piense solo en sus propios intereses, sino que se preocupe prioritariamente por el bien común. “La felicidad está más en dar que en recibir” (7).

Recordamos, una vez más, que este servicio al bien común requiere una dedicación generosa a promover la dignidad de nuestros hermanos más pobres en su vida personal y familiar, para que sean protagonistas de su propio desarrollo integral. La educación y el trabajo siguen siendo los instrumentos que les permiten a las personas y a las comunidades ser artífices de su propio destino.

Los obispos argentinos, reunidos en nuestra 104 Asamblea Plenaria, hemos repasado con honda preocupación algunos síntomas de la persistencia de esta crisis moral y cultural.

Compartimos algunos de ellos:

1. La dignidad de la vida desde la concepción hasta su término natural es la base de todos los derechos humanos. Reiteramos, una vez más, que el ordenamiento jurídico debe respetar el derecho a la vida.

2. La familia, fundada sobre el matrimonio entre varón y mujer, es un valor arraigado en nuestro pueblo. Anterior al estado, es la base de toda la sociedad y nada puede reemplazarla. Vemos con preocupación una corriente cultural y un conjunto de iniciativas legislativas que parecen soslayar su importancia o dañar su identidad.

3. Los padres son los primeros responsables de la educación de sus hijos. Tienen el derecho de que el sistema educativo no les imponga contenidos contrarios a sus convicciones morales y religiosas. Deseamos que toda la sociedad tome una mayor conciencia de la necesidad de mejorar el sistema educativo, de modo tal, que los más pobres sean sus principales beneficiarios. La necesaria preparación para la vida cívica de niños y jóvenes debe excluir la politización prematura y partidista de los alumnos.

4. Constatamos una angustia generalizada en nuestro pueblo por la vida de los jóvenes. Es enorme la cantidad de ellos que no estudian ni trabajan: ésta es una de las hipotecas sociales más desafiante para los argentinos.

5. La droga se extiende por el crecimiento del crimen del narcotráfico y la red de complicidades que lo sustentan. Pensamos que ésta es una de las causas principales de la proliferación del delito y de la consiguiente inseguridad.

6. A casi treinta años de la democracia, los argentinos corremos el peligro de dividirnos nuevamente en bandos irreconciliables. Se extiende el temor a que se acentúen estas divisiones y se ejerzan presiones que inhiban la libre expresión y la participación de todos en la vida cívica.


Concédenos la sabiduría del diálogo

Toda sociedad tiene conflictos. La democracia, tal como lo refleja la doctrina social de la Iglesia, no se construye agudizándolos, sino concretando los ideales de una verdadera amistad social.

Algunas sombras nos han perseguido a lo largo de nuestra historia, que en distintos momentos han acentuado su intensidad e impedido una vigencia más plena del orden democrático. Una es el excesivo caudillismo, que atenta contra el desarrollo armónico de las instituciones, acentúa su deterioro y menoscaba la autonomía de cada uno de los poderes del Estado, tanto en el orden nacional como provincial. Esto es particularmente delicado cuando se trata de la independencia del Poder Judicial.

Otra sombra es la oposición entre las visiones unitaria y federal de la nación, la cual se extendió fuertemente en los albores de nuestra patria, e intermitentemente se manifiesta en distintos momentos de la historia. Cuando en nuestra oración por la patria decimos que queremos ser nación expresamos un anhelo claramente manifiesto en nuestra Constitución. Queremos ser una nación basada efectivamente en un sistema republicano, representativo y federal.

Llegando la Navidad los argentinos debemos recordarnos la deuda pendiente de nues- tra reconciliación. Se hace cada vez más necesario generar contextos de encuentro, de diálogo, de comunión fraterna que nos permitan reconocernos y tratarnos como hermanos, aborreciendo el odio y construyendo la paz.

El niño que María recuesta en el pesebre es el Señor de la historia. A Él volvemos a dirigirle nuestra plegaria: “Jesucristo, Señor de la historia, te necesitamos…” A la Virgen María, Nuestra Señora de Luján, le confiamos nuestras inquietudes y ponemos en sus manos nuestras esperanzas.

104ª Asamblea Plenaria 
Año de la Fe. 
Adviento 2012 

(1) Flp 2,2.4
(2) Benedicto XVI, Porta fidei 10
(3) Mc 12,30-31
(4) Benedicto XVI, Porta fidei 13
(5) Cf. CEA, Hacia un Bicentenario en justicia y solidaridad 11
(6) Cf. Flp 2,7
(7) Hch 20,35

(fuente: www.aica.org)

Señora de la Esperanza

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Señora de la Esperanza,
porque diste a la luz la Vida.

Señora de la Esperanza,
porque viviste la Muerte.

Señora de la Esperanza,
porque creíste en la Pascua,
porque palpaste la Pascua,
porque comiste la Pascua,
porque moriste en la Pascua,
porque eres Pascua en la Pascua.o

escrito por Pedro M. Casaldáliga
(fuente: www.rezandovoy.org)

"Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos tu salvación"

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Lectura del Santo Evangelio según San Lucas (Lc 21, 25-28.34-36)
Gloria a ti, Señor.

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "Habrá señales prodigiosas en el sol, en la luna y en las estrellas. En la tierra, las naciones se llenarán de angustia y de miedo por el estruendo de las olas del mar; la gente se morirá de terror y de angustiosa espera por las cosas que vendrán sobre el mundo, pues hasta las estrellas se bambolearán. Entonces verán venir al Hijo del hombre en una nube, con gran poder y majestad. Cuando estas cosas comiencen a suceder, pongan atención y levanten la cabeza, porque se acerca la hora de su liberación. Estén alerta, para que los vicios, con el libertinaje, la embriaguez y las preocupaciones de esta vida no entorpezcan su mente y aquel día los sorprenda desprevenidos; porque caerá de repente como una trampa sobre todos los habitantes de la tierra. Velen, pues, y hagan oración continuamente, para que puedan escapar de todo lo que ha de suceder y comparecer seguros ante el Hijo del hombre.

Palabra del Señor.
 Gloria a ti Señor Jesús.

Hoy día celebra la Iglesia el I Domingo de Adviento. Comienza así un nuevo año litúrgico con la consideración de la espera del Señor que viene. También se acerca a su fin el Año Jubilar que se extiende desde la Navidad del año 1999 a la Epifanía del año 2001. Este tiempo de gracia será clausurado por el Santo Padre en Roma el 6 de enero. No hay plazo que no se cumpla. Así llegará también el día en que Dios pondrá fin a la historia humana. En el domingo en que comienza un nuevo año litúrgico y comenzamos nuevamente a contemplar los distintos aspectos del misterio de Cristo, resulta espontáneo que nos preguntemos acerca de su última venida y del tiempo que aún debe transcurrir hasta que tenga lugar ese acontecimiento.

Todas las edades han comprendido que la historia del hombre no puede tener una duración infinita; la duración infinita es imposible. No remonta su comienzo hasta el infinito, ni se atrasa hasta el infinito su fin. Tuvo un comienzo y tendrá un fin. Esto es lo que está revelado. El comienzo se ubica en el momento de la creación. La Palabra de Dios nos enseña que hubo un momento en que, junto con la creación del mundo visible, comenzó a correr el tiempo. Por eso la Biblia se abre con esta afirmación: "En el principio creó Dios el cielo y la tierra... atardeció y amaneció: día primero" (Gen 1,1.5). Por su parte, Jesús nos enseña que ese mismo cielo y tierra tendrán un fin: "El cielo y la tierra pasarán" (Lc 21,33). Algo pasa cuando en un momento llega y en un momento sucesivo se va; cuando en un momento comienza y en otro momento cesa. Así es el cielo y la tierra. Nosotros estamos en el tiempo intermedio.

Una pregunta que todas las edades se han puesto es esta: "¿Cuándo será el fin y cuál es la señal que lo anunciará?". El Evangelio de este domingo es parte del discurso escatológico de Jesús, es decir, de la respuesta que Jesús da a esa pregunta sobre los hechos finales. Dos verdades fundamentales nos revela: la primera es que así como el tiempo tuvo un comienzo, así también tendrá un fin; y la segunda es que el acontecimiento que le pondrá fin es la venida de Cristo: "Entonces verán venir al Hijo del hombre en una nube con gran poder y gloria". Ambas cosas debemos acogerlas en la fe como Palabra de Dios. Jesús nos exhorta a poner una confianza absoluta en su Palabra, asegurando: "El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán" (Lc 21,33). Cualquier fundamento posible creado está en el cielo o en la tierra; por muy firme que parezca, al fin cesará y dejará de sustentar, porque el cielo y la tierra pasarán. La Palabra de Cristo, en cambio, no pasará; es un fundamento eterno que no defrauda. Por eso sólo a ella hay que prestar fe. Esto es lo que comprendió Pedro cuando dijo a Jesús: "Señor, ¿donde quién vamos a ir? Tú tienes palabras de vida eterna" (Jn 6,68).

Pero nos hemos quedado esperando la respuesta de Jesús acerca del "cuándo". Aquí las palabras de Jesús se vuelven imprecisas. ¿Qué es lo que dio ocasión a Jesús para comenzar a hablar de esto? Le llamaron la atención sobre la magnificencia y grandeza del Templo, esperando que él expresara su admiración: "Dijeron algunos acerca del Templo, que estaba adornado de bellas piedras y ofrendas votivas". Pero Jesús, lejos de admirarse, destaca la precariedad de todo eso, en una sentencia que debió parecer irreverente: "Esto que veis, llegarán días en que no quedará piedra sobre piedra que no sea derruida" (Lc 21,5-6). Ya Jeremías había tenido que sufrir persecución por profetizar la destrucción del templo. Los sacerdotes, profetas y todo el pueblo dijeron a Jeremías: "¡Vas a morir! ¿Por qué has profetizado en nombre del Señor, diciendo: 'Como Silo quedará esta Casa'?" (Jer 26,8-9). Del templo de Silo no quedaba más que un montón de tierra.

En el tiempo de Jesús se pensaba que la piedra del altar del Templo cubría el abismo y que en ese punto se sustentaba el universo. Si se quitaba esa piedra se volvería al caos original. Por eso, al decir Jesús que el templo sería arrasado, calculamos la alarma de todos y nos explicamos su pregunta: "¿Cuándo sucederá eso y cuál es la señal de que está para ocurrir?" (Lc 21,7). Jesus indica una serie de hechos; pero son hechos que han ocurrido siempre. Por eso su respuesta es evasiva y más que revelar, vela y oculta: "Habrá grandes terremotos, peste y hambre en diversos lugares, habrá cosas espantosas, y grandes señales en el cielo" (Lc 21,11).

Son estas señales en el cielo las que Jesús aclara más en el Evangelio de este domingo: "Habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas... morirán los hombres de terror y de ansiedad por las cosas que vendrán sobre el mundo; porque las fuerzas (dynamis) de los cielos serán sacudidas". Podemos decir: no sólo sacudidas, sino que pasarán. Entonces ocurrirá el hecho asombroso: "Verán venir al Hijo del hombre en una nube con gran fuerza (dynamis) y gloria". Vendrá una fuerza mayor que las fuerzas de los cielos. Los hombres morirán de terror y ansiedad, pero a sus discípulos Jesús los tranquiliza: "Cuando empiecen a suceder estas cosas, cobrad ánimo y levantad la cabeza porque se acerca vuestra liberación (redención)". El hombre, aun el más fiel a Dios, vive esclavizado por diversas influencias y poderes terrenos. Entonces será liberado y podrá vivir plenamente en la libertad de los hijos de Dios.

Esta es la esperanza en la que vivimos y que hace insignificantes los sufrimientos actuales, como dice San Pablo: "Estimo que los sufrimientos del tiempo presente no son comparables con la gloria que se ha de manifestar en nosotros... La creación desea vivamente la revelación de los hijos de Dios... y espera ser liberada de la servidumbre de la corrupción para participar en la gloriosa libertad de los hijos de Dios. Pues sabemos que la creación entera gime hasta el presente y sufre dolores de parto. Y no sólo ella; también nosotros que poseemos las primicias del Espíritu, nosotros mismos gemimos en nuestro interior anhelando el rescate (redención) de nuestro cuerpo. Porque nuestra salvación es en esperanza..." (Rom 8,18.19.21-24a). Todo esto ocurrirá cuando vuelva Cristo, cuya venida anhelamos con intenso amor. El tiempo de Adviento tiene la finalidad de mantener viva esta esperanza.

+ Felipe Bacarreza Rodríguez 
Obispo Auxiliar de Los Ángeles (Chile) 
(fuente: www.aciprensa.com)

Tres vías para llegar al conocimiento de Dios: el mundo, el hombre y la fe

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El peligro para la fe proviene del ateísmo práctico

Hace tiempo, el ateísmo era una elección intelectual fuerte, que había que sostener con convicción y con argumentos sólidos en un mundo (el occidental) en el que la fe cristiana «era el ambiente en el que todos se movían, la referencia y la adhesión a Dios eran, para la mayoría de la gente, parte de la vida cotidiana»; pero hoy se ha difundido un nuevo tipo de ateísmo «práctico», que no niega tanto las verdades de la fe, sino que simplemente las considera «irrelevantes» para la vida de todos los días.

Este nuevo tipo de ateísmo, según Benedicto XVI, representa hoy un fenómeno «particularmente peligroso para la fe». El Papa Ratzinger, durante la audiencia de los miércoles de esta semana, continuó con su ciclo de catequesis sobre el Año de la Fe. Después de haber reflexionado sobre el deseo de Dios que todos los hombres llevan en su interior, hoy describió tres vías para llegar al conocimiento de Dios, es decir, el mundo, el hombre y la fe.

El Pontífice comenzó hablando de las actuales difernecias con las que se encuentra la fe, «a menudo poco comprendida, contestada y rechazada». «En el pasado, en Occidente, una sociedad que se consideraba cristiana, la fe era el ambiente en el que todos se movían», recordó el Papa, pero a partir del «Iluminismo, la crítica contra la religión se ha intensificado; la historia se ha caracterizado también por la presencia de sistemas ateos, en los que se consideraba a Dios como una mera proyección del espíritu humano, una ilusión, y el producto de una sociedad distorsionada por tantas alienaciones». Y, a final de cuentas, «El siglo pasado ha sido testigo de un fuerte proceso de secularismo, en nombre de la autonomía absoluta del hombre, considerado como medida artífice de la realidad».

Se trata de un proceso que ha empobrecido al hombre, según Benedicto XVI, porque al oscurecer «la referencia a Dios, también se oscureció el horizonte ético, para dejar espacio al relativismo». Por lo que un hombre, «separado de Dios, se reduce a una sola dimensión», con un «reduccionismo» que, según el Papa, ha sido una de las causas «fundamentales de los totalitarismos, que han tenido consecuencias trágicas en el siglo pasado, así como de la crisis de valores que vemos en realidad actual».

La respuesta a esta evolución debe darse bajo el signo de la «dulzura» y del «respeto», y pasa necesariamente por tres vías: el mundo, que quiere decir recuperar la «capacidad de contemplar la creación, su belleza, su estructura. El mundo no es un magma informe, pero cuanto más lo conocemos, más descubrimos los mecanismos maravillosos, mejor vemos su diseño, vemos que hay una inteligencia creadora».

En segundo lugar se encuentra el hombre: «en el hombre interior habita la verdad" (True Religion, 39, 72). Este es otro aspecto que corremos el riesgo de perder en el mundo ruidoso y dispersivo en el que vivimos: la capacidad de pararnos y de mirar en lo profundo de nosotros mismos».

Por último, el Papa indicó la vía de la fe, que no es «un mero sistema de creencias y valores», sino «encuentro con Dios que habla y actúa en la historia y que convierte nuestra vida cotidiana, transformando en nosotros mentalidad, juicios de valor, decisiones y acciones. No es ilusión, fuga de la realidad, cómodo refugio, sentimentalismo -concluyó el Papa-, sino que es participación de toda la vida y es anuncio del Evangelio, la Buena Nueva capaz de liberar a todo el hombre».

escrito por Alessandro Speciale 
(fuente: vaticaninsider.lastampa.it)

Se conmemora el Día Internacional de las Personas con Discapacidad

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Buenos Aires (AICA) Hoy, lunes 3 de diciembre, se conmemora el Día internacional de las personas con discapacidad, recordatorio instituido hace 20 años por las Organización de Naciones Unidas (ONU) para promover la participación e inclusión de estas personas en la sociedad.

En diciembre de 1992, Naciones Unidas destacó como derechos de las personas con discapacidad el tener acceso en tiempo y forma a los servicios de salud y atención especializada, recibir educación de acuerdo a las necesidades de cada persona, recibir los beneficios de la Seguridad Social sin discriminación en los procedimientos, acceder sin restricciones ni obstáculos a la libre circulación y el transporte, y además, que se promueva y facilite el acceso al mundo del trabajo y se elimine, de manera prioritaria, la discriminación y la segregación por motivos de discapacidad.


Declaración de la Obra Don Orione

La Pequeña Obra de la Divina Providencia (Obra Don Orione) recordó en este día que “se necesita de muchas más voluntades para lograr la plena inclusión social de las personas discapacitadas”.

“Para la Obra Don Orione es un día muy importante: desde hace más de 90 años dedicamos gran parte de nuestra tarea a atender a las personas más desprotegidas de la sociedad. Lo hacemos diariamente en nuestros 12 “cottolengos” y hogares, donde residen unas 1.500 personas con diferentes discapacidades”.

La institución fundada por san Luis Orione pidió “a los organismos públicos, las organizaciones de la sociedad civil y la ciudadanía en su conjunto, para que sumen su compromiso en el respeto a los derechos consagrados” a las personas con capacidades diferentes.


Marco jurídico nacional

El Centro de Bioética, Persona y Familia aprovechó la conmemoración para recordar los avances de la República Argentina en materia de reconocimiento de derechos a las personas incapacitadas.

En 1981, mediante ley 22.431, se conceptualiza la discapacidad y se instituye un “Sistema de Protección Integral para las personas con Discapacidad”, que regula cuestiones relativas a salud y asistencia social y reservan un porcentaje de puestos de trabajo para las dependencias del Estado Nacional, apoyando la creación de talleres protegidos de producción y estableciendo como principio rector la integración en los establecimientos comunes- y seguridad social.

En 1994, la ley 24.314, denominada de “Accesibilidad de personas con movilidad reducida”, se modifica la legislación anterior incorporando como “prioridad la supresión de barreras físicas en los ámbitos urbanos, arquitectónicos y de transporte que se realicen o en los existentes que remodelen o sustituyan, con el fin de lograr la accesibilidad a las personas con movilidad reducida”. En cuanto al servicio de transporte terrestre, la normativa establece la gratuidad a las personas con movilidad reducida en el trayecto que medie entre sus domicilios y el establecimiento educacional o de rehabilitación al que deban concurrir.

La ley 26.378, promulgada en el año 2008, adhirió a la Argentina a la “Convención Internacional de las Personas con Discapacidad”. Por este instrumento de jerarquía supra legal, el país reafirmó el derecho inherente a la vida de todos los seres humanos y se comprometió a adoptar todas las medidas posibles para garantizar la seguridad y la protección de las personas con discapacidad y en situaciones de riesgo. +

Misa en honor a San Francisco Javier, patrono de las misiones

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Lunes 3 Dic 2012 Buenos Aires (AICA) Las Obras Misionales Pontificias en la Argentina conmemorarán con una misa a San Francisco Javier, patrono mundial de las misiones, hoy, lunes 3 de diciembre, a las 18.30 en la sede del organismo (Medrano 735, Capital Federal).

Según consignó en la invitación el presbítero Dante de Sanzzi, flamante director nacional de las Obras Misionales Pontificias, se rezará “muy especialmente por los misioneros y las misiones en todo el mundo”.


San Francisco Javier

El patrono de las misiones nació el 7 de abril de 1506 en el castillo Javier, cerca de Pamplona (España). Su padre era un jurista del rey de Navarra y su madre pertenecía a la nobleza.

Huérfano desde los tres años, Francisco creció en un clima de división y guerras entre reinos que conforman actualmente España. En 1524 inició sus estudios de humanidades en la Universidad de la Sorbona (Francia), donde compartió su cuarto con san Ignacio de Loyola, fundador de la Compañía de Jesús. Esta etapa quedaría marcada por una frase atribuida a Ignacio:: "¿De qué sirve al hombre ganar todo el mundo si pierde su alma?".

En 1531, Francisco partió junto a uno de sus compañeros a la India, donde se dedicó a dar confianza y a descubrir a todos el amor de Dios. Allí abrió escuelas, colegios y dispensarios.

La misión del santo continuó años más tarde en Oceanía y Japón, y en 1552, mientras preparaba una misión hacia el interior de China, enfermó y entregó su alma el día 3 de diciembre de aquel año.

El santo “de la amistad, del compartir y de la apertura a los demás”, como se lo recuerda, fue canonizado el 12 de marzo de 1622 y declarado patrón de las misiones. Su fiesta se celebra el 3 de diciembre. +

Benedicto XVI: "Creer es razonable"

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Miercoles 21 Nov 2012 Ciudad del Vaticano (AICA) Benedicto XVI eligió dedicar la catequesis -celebrada hoy durante la audiencia general de los miércoles en el Aula Pablo VI, ante miles de fieles-, a la racionalidad de la fe en Dios, puntualizando que la tradición católica “rechazó desde el principio el llamado fideísmo, que es la voluntad de creer en contra de la razón”.

“Avanzamos en este año de la fe, llevando en el corazón la esperanza de volver a descubrir el gozo de creer y el entusiasmo de comunicar a todos la verdad de la fe que nos revela que el encuentro con Dios valoriza, perfecciona y eleva lo que hay de verdadero, bueno y bello en el hombre” dijo el Papa.

Una fe que es “el conocimiento de Dios-Amor, gracias a su propio amor” y que “nos abre los ojos y nos permite conocer toda la realidad, más allá de las estrechas perspectivas del individualismo y subjetivismo que desorientan las conciencias”.

Dios, efectivamente, no es absurdo, si acaso es un misterio. Y si mirando al misterio, la razón ve la oscuridad, no es porque en el misterio no haya luz, sino, más bien, porque hay demasiada. Es como cuando los ojos miran directamente al sol y sólo ven tinieblas: ¿diríamos por eso que el sol no es brillante?

La fe permite mirar al "sol" de Dios, porque es recibida de su revelación en la historia. Dios se ha acercado a los seres humanos y se ofreció a su conocimiento, condescendiendo a los límites de la razón humana”.

Al mismo tiempo Dios “con su gracia, ilumina la razón y le abre nuevos horizontes, inconmensurables e infinitos. Por eso, la fe es un fuerte incentivo para buscar siempre y no detenerse ni conformarse nunca ante el descubrimiento inagotable de la verdad y la realidad. Intelecto y fe, ante la revelación divina no son extraños o antagonistas, sino que son, uno y otra, condiciones para comprender el significado, para recibir el mensaje auténtico, acercándose al umbral del misterio.

“La fe católica es, pues, razonable y tiene también confianza en la razón humana. Asimismo, el conocimiento de la fe, no está en contra de la recta razón. En el irresistible deseo de verdad, sólo la relación armoniosa entre fe y razón representa el camino acertado que conduce a Dios y a la plenitud del ser”.

Sobre estas premisas, “acerca del nexo fecundo entre entender y creer, hunde también sus raíces la relación virtuosa entre la ciencia y la fe. La investigación científica conduce al conocimiento de verdades siempre nuevas sobre el hombre y el cosmos”.

“El verdadero bien de la humanidad, que es accesible en la fe, abre el horizonte en que debe encuadrarse su camino de descubrimiento. Por lo tanto, hay que fomentar, por ejemplo, las investigaciones puestas al servicio de la vida y cuyo objetivo es erradicar la enfermedad. También son importantes las investigaciones para descubrir los secretos de nuestro planeta y del universo, conscientes de que el hombre es el culmen de la creación, no para explotarla insensatamente, sino para custodiarla y hacerla habitable”.

Así, la fe “no entra en conflicto con la ciencia; al contrario, coopera con ella, ofreciendo criterios básicos que promuevan el bien de todos, y le pide que renuncie sólo a las tentativas que -oponiéndose al plan original de Dios- pueden producir efectos que se vuelven contra el hombre mismo.

“Por eso,-concluyó el Papa su catequesis- es decisivo para el hombre abrirse a la fe y conocer a Dios y su proyecto de salvación en Jesucristo. Con el Evangelio se inaugura un nuevo humanismo, una verdadera "gramática" de lo humano y de toda realidad. Creer es razonable; está en juego nuestra existencia”.+

El arzobispo de México bautizó a 21 niños salvados del aborto

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Cardenal Norberto Rivera Carrera
Lunes 3 Dic 2012 Ciudad de México (AICA) El arzobispo de México, cardenal Norberto Rivera Carrera, bautizó a 21 niños entre 2 y 6 años de edad, salvados del aborto gracias a la ayuda prestada a las madres por la Comisión Nacional Pro-Vida. Para Pro-Vida, esta celebración es una señal de esperanza en una ciudad “donde por desgracia, según cifras oficiales, más de 80.000 niños son abortados en los hospitales materno-infantiles del Gobierno del Distrito Federal”.

La Comisión ofrece a las madres de estos niños información y orientación sobre el desarrollo en la gestación; exámenes ecográficos a través de los cuales ven a los niños que llevan en su vientre, información sobre el aborto, sobre la forma de hacerlo y las consecuencias físicas, emocionales y psicológicas que sufren las madres y los padres de la criaturas que van a nacer. También reciben becas y son dirigidas hacia instituciones para la asistencia médica, legal, laboral y de centros de adopción.

Según señala el Sistema Informativo de la arquidiócesis de México (SIAME), el cardenal Rivera presidió el Bautismo de los pequeños en la parroquia de Nuestra Señora Reina de la Paz en la colonia Verónica Anzures en la capital mexicana.

En su homilía, el purpurado habló de la responsabilidad que tienen los padres y padrinos de continuar la formación y educación de estos pequeños en la fe, y explicó que ahora que se ha logrado preservar su vida física es igualmente importante alimentar su vida espiritual. "La Palabra de Dios le dará a esos niños la fuerza para recorrer el camino de la vida", dijo.

Dirigiéndose a los padres y padrinos, les recordó que para que los niños tengan una vida sana necesitan no sólo estar protegidos y bien alimentados, sino conocer la Palabra de Dios que siempre les dará una luz. "Necesitan ustedes irlos guiando hacia la Eucaristía; solamente alimentados en Dios encontrarán la vida eterna", exhortó.+

La Corona de Adviento, para prepararnos a vivir la Navidad

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Los orígenes de la Corona de Adviento se remontan a costumbres pre-cristianas de algunos pueblos germánicos que confeccionaban coronas con ramas verdes y encendían fuego en medio de un diciembre oscuro y frío, como una forma de avivar entre ellos la esperanza, con vistas a la llegada de la primavera. El mensaje cristiano le dio un nuevo sentido a esta costumbre en la espera de Navidad: el nacimiento de Jesús alumbra la existencia humana y le da sentido a nuestra vida. Es la misma Luz que nos muestra el camino de la Resurrección: en Cristo toda oscuridad ha sido vencida.

La corona de Adviento es una forma visible de vivir y celebrar nuestra espera del Hijo de Dios, en templos y capillas de parroquias y comunidades, también en nuestros hogares. Se construye con ramas verdes y en ella se insertan cuatro velas (para unirse al tiempo litúrgico, se sugiere que tres sean moradas y una rosada) que se van encendiendo, una a una, a partir del primer domingo de Adviento. La proclamación del Evangelio es un momento propicio para encender cada vela en la iglesia, lo que se puede replicar en casa junto a una oración o canto en el almuerzo o cena familiar del respectivo domingo. La vela rosada se reserva para el tercer domingo y representa el gozo que nos anticipa la venida del Salvador.

La corona de Adviento tiene forma circular, en señal del amor de Dios que no tiene principio ni fin. La forman ramas verdes que reflejan esperanza y vida. Las cuatro velas nos evocan el camino que recorrió el pueblo de Israel en espera de la Tierra Prometida, una iluminación progresiva desde la primera tiniebla del pecado hasta el día gozoso en que “el pueblo que andaba en la oscuridad vio una gran luz” (Is 9,2).


Bendición de la Corona de Adviento

Infunde, Señor, tu Gracia en nuestros corazones y derrama tu bendición sobre esta Corona de Adviento, humilde ofrenda de ramas y cirios que acompaña el caminar de tu Iglesia en la espera de la venida de Tu Hijo, Luz de Vida y Salvación para el mundo. Por Jesucristo, Nuestro Señor. Amén.

Área Pastoral de Comunicaciones 
Conferencia Episcopal de Chile 
(fuente: www.iglesia.cl)

Guadalupe, el inicio de una nueva cultura

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Se dice que México es un país de contrastes, un mosaico con miles de piezas que no terminan de encajar. Sin embargo creo que detrás de de esta inmensa variedad de seres humanos que habitan nuestro territorio, encontramos una unidad profundamente arraigada. Todo mexicano, desde el más rico hasta el más pobre, desde el más culto al más iletrado, tenemos tres cosas de las cuales nos enorgullecemos, aunque vivamos a miles de kilómetros de México: nuestra comida, nuestra música (¿quién no se emociona cuando escucha la trompeta de un mariachi?) y sobre todo, nuestro amor a la Virgen de Guadalupe. Y es que México no es México sin María de Guadalupe.

En la época prehispánica nuestros antepasados mesoamericanos, cuando ganaban una batalla, entraban a la ciudad enemiga y quemaban el templo dedicado al dios del vencido como símbolo de que él, su dios, había sido derrotado por el del vencedor. Este hecho simbolizaba, en el concepto de guerra que tenían estos pueblos, que quienes realmente luchaban no eran los hombres, sino que éstos eran simples instrumentos de una batalla mágica entre los dioses. Asimismo, cuando fundaban una ciudad, lo primero que hacían era construir un templo al dios principal.

El Nican Mopohua nos narra como María de Guadalupe le da la misión a Juan Diego de ir con el obispo Zumárraga para decirle que quiere que se le erija un templo en el Tepeyac. Esta acción es de suma importancia por la trascendencia de la misma. Tenochtitlan había sido vencida diez años antes. Comenzaba una época de paz en la que los mexicas se sentían profundamente deprimidos y desilusionados de sus propios dioses. Se encontraron de repente solos, abandonados, huérfanos… La reconstrucción de la ciudad se hace rápidamente dirigida ahora por los españoles. En estos años ha habido un mestizaje muy incipiente y a veces forzado. No existe unidad de pensamiento, de ideales, de costumbres, de cultura entre ambos pueblos. Dos mundos humanamente irreconciliables, con grandes cualidades cada uno y con tantos aspectos tan parecidos entre sí como la religiosidad y la valentía, pero que no podían comunicarse porque los muros que los dividían eran infinitamente más altos que los puentes que los acercaban unos a otros. Los mexicas no sentían la nueva ciudad como propia. Habían destruido lo que era muy suyo, sus casas, sus templos, sus dioses. Los vencedores marcaban la nueva ruta a los vencidos. Colonizadores y nativos, ellos y nosotros, pero nunca iguales.

Sin embargo, surge algo maravilloso, más allá de toda esperanza. Lo que no puede hacer el hombre lo hace Dios a través de María. Ella viene como embajadora. No se construirá una nueva Tenochtitlan, no habrá tampoco otra España. México, fundida como hierro en el fuego forjará una nueva raza, una nueva cultura, una nueva nación, fruto de la unión de mexicanos y españoles. Con el Templo, como hacían los antiguos mexicanos, ha comenzado la patria, y lo más hermoso es que quien la ha dado a luz ha sido María de Guadalupe. Sin ella México sería otra cosa, pero no México. El acontecimiento guadalupano fue el principio de esta gran nación y por lo mismo, la imagen de Guadalupe es la misma imagen de México.

escrito por Margarita Iturbide 
(fuente: www.virgenperegrina.es)

La Santa Sede crea una cuenta en Twitter para seguir a Benedicto XVI

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Al cierre de esta edición, ya eran doscientos mil los fans anotados
por José Antonio Varela Vidal


CIUDAD DEL VATICANO, lunes 3 diciembre 2012 (ZENIT.org).- Ante una sala de prensa vaticana colmada de periodistas --como se ve solo cuando hay grandes anuncios--, hoy fue presentada la nueva cuenta del papa en Twitter. Esta red social de breves mensajes pero con cientos de millones de usuarios, es la plataforma elegida por Benedicto XVI para hacer más conocido su mensaje al mundo contemporáneo. Al cierre de esta edición, ya eran doscientos mil los seguidores apuntados, aunque el primer tuit del papa no será emitido hasta el 12 de diciembre.

El anuncio fue hecho por el presidente del Pontificio Consejo para las Comunicaciones, arzobispo Claudio Maria Celli y el asesor de la Secretaría de Estado en medios de comunicación, Greg Burke. Entre ambas dependencias se compartirá la responsabilidad de difundir las enseñanzas del santo padre –ya sean sus mensajes del día o las respuestas a preguntas de sus “seguidores”, como se les llama a quienes siguen una fuente específica en Twitter.

Y si alguien no tiene aún una cuenta, tendrá que apurarse porque el papa ya tiene la suya y empezará a “tuitear” en ocho idiomas...


¿Por qué el Papa en Twitter?

Uno de los argumentos principales de la presencia del sumo pontífice en esta nueva plataforma la dio el arzobispo Celli, quien viene acompañando al papa en su magisterio sobre las comunicaciones modernas en los últimos años, así como en su progresiva inserción en las redes sociales con gran éxito.

En continuidad con el pensamiento de la Iglesia al respecto, el alto prelado recordó lo dicho por el siervo de Dios Pablo VI en la Evangelii Nuntiandi: “La Iglesia se sentiría culpable ante Dios si no empleara esos poderosos medios”. Desestimó por otra parte los comentarios en el sentido de que la Santa Sede estaría dando demasiado “énfasis” o “tributo” a la modernidad y a las nuevas tecnologías.

La cosa es clara, tal como lo dice la sala de prensa vaticana en su comunicado: “La presencia del papa en Twitter es una expresión concreta de su convicción de que la Iglesia debe estar presente en el mundo digital”. Y para explicar esto se mencionan los mensajes por la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales de los últimos cuatro años, en los cuales el papa desarrolló conceptos como el de “continente digital”, un espacio real al que invitó a los jóvenes y a los presbíteros a entrar y evangelizar.

En el mensaje de este año, Benedicto XVI fue más allá cuando invitó “a considerar con interés las diversas formas y sitios (webs, blogs ndr), aplicaciones y redes sociales que puedan ayudar al hombre de hoy a vivir momentos de reflexión y de auténticas preguntas, como también a encontrar espacios de silencio, ocasiones de oración, meditación o para compartir la Palabra de Dios”.


Escenario de las intervenciones

El presidente Celli hizo ver que hoy la micro-red Twitter refleja cifras que no pueden desestimarse, sino que más bien son una riqueza para la acción de la Iglesia. Explicó que serían casi 500 millones de personas las que tienen una cuenta abierta de Twitter en el mundo; y de estas, cerca de 140 millones estarían interactuando activamente, es decir, que “tuitean” durante el día ya sea por los mensajes que envían, que reciben o “re-tuitean”, que no es otra cosa que el envío a la vez de aquello que “vale la pena” compartir a tus seguidores o redes.

Esta potencialidad crece cuando se constata que dentro de ese grupo activo en Twitter, más del 40% son jóvenes entre los 18 y 34 años. “Es evidente que hay que entrar en coloquio con el hombre y la mujer de hoy, allí donde está”, aseguró Celli.

También advirtió que no se quiere reducir el pensamiento del papa a 140 caracteres --como es la extensión máxima que permite Twitter en sus mensajes--, sino “darle espesor humano y profundo valor a los momentos que tenemos para la comunicación hoy, a través de estas auténticas ‘chispas de verdad..., píldoras de sabiduría’ de Benedicto XVI”.


Navegar “red” adentro

En estos nuevos medios digitales, se lee en la nota de prensa, el papa será como la “punta del iceberg” de todo un trabajo ramificado que viene haciendo la Iglesia desde hace muchos años; y a la vez servirá para alentar a quienes realizan durante años su apostolado –sea explícito o implícito--, en estos areópagos modernos.

Es un hecho que la aparición del santo padre en esta micro-red presentará su voz como guía de la Iglesia. Y la unidad entre sus miembros será evidente cuando todos compartan a la vez estas enseñanzas con sus propios “seguidores” y “amigos”, extendiendo así una red capilar cuyas consecuencias positivas no se puede ni siquiera prever ahora...

Para los técnicos del ciberespacio, será como darle un efecto “viral” al mensaje pontificio entre millones y millones de usuarios, que de otro modo no alcanzan a conocer qué enseña Benedicto XVI sobre tal o cual asunto.

Se habló también de que los seguidores del papa podrán hacerle llegar preguntas, pero la modalidad de respuesta no es aún clara. Y esto porque se sabe que la plataforma enviará un solo mensaje a todos –en este caso no sería personalizado ni segmentado--, con el riesgo de que algunos se desanimen y dejen de “seguirlo”, al recibir respuestas que ya conocen, o en las que no están interesados ni han solicitado.

Ante la multitud de lenguas en que hablan los pueblos, la Iglesia, “experta en humanidad” –y también “experta en comunicación”, como aseguraron los asesores hoy--, ha previsto difundir las mismas ideas del papa en Twitter a través de ocho idiomas, es decir, español, inglés, italiano, árabe, polaco, francés, alemán y portugués. Los planes son seguir aumentando las versiones y se habló también del chino, aunque hay que adecuarse a plataformas y caminos de penetración que son diversos.


Cuenta regresiva

Los interesados en recibir los “tuits” del Catequista universal podrán anotarse desde ya, y así unirse a los casi 200.000 “seguidores” que aparecen en el sitio oficial al cierre de nuestra edición. Pero todos tendrán que esperar al primer envío hecho por el mismo papa, recién al mediodía del 12 de diciembre, fiesta de Nuestra Señora de Guadalupe. Si bien los organizadores de la iniciativa han anunciado que el primer “tuit” saldrá terminada la Audiencia general del miércoles, esto sería aceptable solo en la fecha de lanzamiento... Porque las redes sociales tienen las características de instantaneidad e inmediatez, lo que convierte en “viral” una noticia. Y el papa lo es.

Para seguir a Benedicto XVI por Twitter: @pontifex_es

Se pueden enviar preguntas en español a: #askpontifex

Sitio oficial: http://twitter.com/Pontifex
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